jueves, 26 de mayo de 2011

Cómo lidiar con una vida caótica

Queridos amigos:


Esta semana continuamos con las enseñanzas de Metepec 2010. Esta vez, Rimpoché explica el segundo punto; recordemos que el primero es notar las emociones; ahora, lo que debemos hacer es crear espacio. Rimpoché nos explica que esto nos ayuda a lidiar con los problemas de la vida cotidiana. Incluso nos describe el tipo de vida que él mismo lleva y que puede parecer sumamente caótico. Sin embargo, esta técnica nos puede ayudar a ver nuestros problemas más pequeños y más fáciles de sobrellevar. Esperamos les sirva.

Buen inicio de semana,
Alumnos de Phakchok Rimpoché en México

«Lo primero que hay que hacer es notar [nuestras emociones]; por favor no se olviden de esto. La paz y la felicidad en realidad vienen de cuánto notemos. En segunda instancia quisiera enseñarles una meditación muy simple. En realidad no es meditación, es cómo crear espacio en tu mente. Ya sé que pueden pensar “claro, él puede hablarnos de meditación porque no tiene nada que hacer, no tiene que trabajar como yo; todos los días yo voy a trabajar”. Les voy a describir mi trabajo: soy esposo, aunque no es trabajo… soy hijo, padre, maestro de diferentes personas; debo enfocarme en las finanzas, en las relaciones públicas, hacer estrategias y planeaciones, debo guiar diferentes centros de meditación, y además debo ver cómo consigo dinero para alimentar a 65 niños y entrenar monjas en países de tercer mundo. Mi esposa me regaña porque mi hijo cree que su papá es el teléfono, porque su único contacto conmigo es ése. Ella me dice “te estás perdiendo ver crecer a tu hijo; ¿por qué lo haces?, ¿qué no tienes una vida personal? ¡Regresa!” y pues yo le tengo que decir “sí, mi vida, te quiero” ¡Tengo la misma vida que ustedes! No piensen que porque uso ropas distintas no tengo mucho que hacer ¡estoy muy ocupado! Viajo entre seis y siete meses al año. Entonces, ¿cómo lidio con esta vida? Cuando estoy muy cansado físicamente, cuando estoy piense y piense en mi trabajo, en mis problemas, siento como si mi mente encogiera, se cerrara. Entonces necesito respirar profundamente. ¿Les ha pasado? Cuando oigo problemas en el teléfono, inmediatamente respiro profundamente. Porque es como si mi mente no tuviera espacio, como si estuviera muy estrecha, y los problemas parecen muy grandes.

Entonces, lo que hago es voltear al espacio o pensar en él y sentir la espaciosidad, como ver hacia todas las direcciones, con mucha vastedad. Pienso en esto unos minutos, mi pecho se abre, físicamente me expando, sientes como si tú mismo te convirtieras en el espacio. A veces uso una imagen [para sentirme así]; ¿saben cuál uso? la imagen de la protagonista de Titanic; cuando ella se va a la proa y abre los brazos… lo más importante al sentir la espaciosidad es tratar de mantenerse unos momentos así y luego visualizar nuestros problemas como del tamaño de un pequeño pajarito que revolotea, luego dejo de pensar en el pájaro y trato de mantener esa espaciosidad. Después de eso, para mí es más fácil lidiar con los problemas, me siento más aliviado porque tengo más espacio.

Así que lo que hay que hacer es pensar en la espaciosidad, sentirla, y mantenerla.»

domingo, 22 de mayo de 2011

La paz empieza al trabajar con nuestro desagrado

Queridos amigos:


Esta semana continuamos con las enseñanzas de Rimpoché en Metepec, donde habla de cómo obtener paz interior y cómo lidiar con nuestras emociones. Aquí nos explica que todo empieza con el desagrado, lo cual se liga a las enseñanzas del entrenamiento mental, cuando nos dice que debemos aprender a estar más contentos con lo que tenemos.
Esperamos les sea de utilidad.

Buen inicio de semana,
Alumnos de Phakchok Rimpoché en México

«La paz en realidad significa paz en tu mente. ¿Paz de dónde? Paz del desagrado, paz de lo que no te gusta. Mucha gente se preocupa porque tiene mucho enojo; pero el enojo no es tanto problema, el enojo es tan sólo el humo; el verdadero fuego es el desagrado. Es como alguien te mira y no te gusta, entonces te enojas. Pero la gente no ve esto; cuando se empiezan a enojar, se preocupan porque se sienten muy enojones; pero el enojo no es nada, es una consecuencia de este desagrado. Si quieres paz mental, primero debes encontrar este desagrado; luego meditas; cuando este desagrado disminuye, tienes paz mental, y entonces eres más feliz.

Si te sientes muy molesto cuando alguien te apunta con el dedo de manera desagradable, primero, se debe a que tu mente lo ve y enseguida se siente molesto, el desagrado viene del ego y de ahí surge la reacción. Mucha gente dice que para lidiar con el enojo hay que expresarlo, sacarlo. Pero ¿cómo, gritando?, ¿golpeando?, ¿llorando?, ¿cómo? a la gente le gusta pensar así.

Pero desde el punto de vista de la meditación, la emoción es sólo una emoción, no es sólida, sólo es una emoción. Si intentas sacarla, expresarla, no funciona. Yo tengo la mecha muy corta, soy muy irritable. La gente me dice “expresa tu enojo”. ¡Qué expresar ni qué nada! Si expresas tu enojo una vez, lo expresas dos veces y luego tres veces. Después lo quieres expresar a cada rato y quieres golpear a todo mundo.

La meditación te dice “está bien, te enojaste ¿por qué te enojas?” la raíz es el desagrado, date cuenta, pero sólo está en tu mente; en realidad no hay nada ahí. Así meditas y vas mejorando; por eso notar las emociones es tan importante; no las escondas, nótalas, ábrete a ellas. »

domingo, 15 de mayo de 2011

Cómo empezar a tener paz

Estimados amigos:


Esta semana continuamos con las enseñanzas que Rimpoché dio en Metepec el pasado octubre. Esta vez, él nos habla de su relación matrimonial, como ejemplo de los tres pasos para empezar a tener paz con nosotros mismos y, por ende, con los demás. Esto es una continuación de las enseñanzas de la semana pasada, en donde nos pide que empecemos a ser más empáticos -a dejar de ser tan egoístas y ponernos en el lugar del otro-. Asimismo, es el inicio de los tres pasos que explicó para empezar a lidiar con el punto ciego: nuestras emociones.

Esperamos les sea de beneficio y de inspiración para continuar con su propio trabajo de transformación personal.

Buen inicio de semana,
Alumnos de Phakchok Rimpoché en México

«El haberme casado implicó una gran transformación en mi vida: pasé de no tener ni amigas, ni novias, a estar casado. Mi esposa tiene un carácter muy fuerte, es una mujer fuerte, que se crió en Estados Unidos, un país de primer mundo; yo crecí en un país tercermundista, en una cultura de machos, donde el hombre tiene el 51% del poder y la mujer, el 49%. La cultura de mi mujer es lo opuesto: ambos tienen la mitad del poder, o a veces ella decía que tenía el 51% y yo el 49%. Así que empezamos a pelear muchísimo, cada quien decía lo que pensaba y discutíamos mucho; entonces ella me echaba y yo tenía que dormir en el sofá.

Entonces me di cuenta de que las emociones son un punto ciego; empieza con dos problemas: 1) sólo decimos lo que queremos, nunca nos ponemos en el lugar del otro y por eso hay peleas; 2) estamos demasiado preocupados por nosotros mismos, estamos ensimismados.

Así que mi plática se enfocará en cómo empezar a tener paz con nosotros mismos y entonces poder empezar a lidiar de manera más sana con nuestros problemas y relaciones.

El primer paso es notar nuestras propias fallas. Notar y juzgar son dos cosas distintas. Notar no está mezclado con la emoción, juzgar, sí. [Por ejemplo, pensamos] “ay, me siento muy bien” o “ay, me siento tan mal…” Juzgamos nuestras emociones, pero al notar estamos más calmados. Es como tener un espejo. Las mujeres se maquillan con un espejo, ¿no? y si se equivocan con el lápiz labial no gritan “ay, mierda”, sino que sólo lo ven y lo corrigen. Tan sencillo como eso. Así que sólo noten sus propios problemas, si sólo los notan en lugar de juzgar, la paz viene enseguida. Sin embargo, si no lo hacen, pueden pensar en tener paz, pueden hablar de tener paz, pero no tendrán paz, porque nunca aprenderán de sus errores. Hablar de paz es una mentira, primero tienen que empezar con sus propios errores [y trabajar con ellos].

Así fue mi propia historia de vida. Me peleaba con mi esposa, yo empezaba a notar que era muy infeliz, que estaba muy molesto. ¿Por qué? por mi “yo” macho. Pero yo sabía de meditación. De hecho, después de casarme me acordaba mucho más de mi maestro; yo decía “Ay, maestro, qué bueno fuiste” y entonces recordaba que debía meditar. Si mi “yo” macho disminuía, entonces mi relación con ella mejoraba muchísimo. Con el tiempo ella me dijo “has cambiado, ¿cómo?” y yo le contesté que era gracias a la meditación. Entonces ella quiso también meditar. Dormíamos con nuestro hijo de dos años en medio y en las mañanas nos parábamos a meditar. Ahora, rara vez peleamos, rara vez discutimos. Claro, de vez en cuando tenemos nuestros desacuerdos, pero está bien, le pone un poco de sabor a la relación, pero no tenemos grandes peleas. Ésta es una buena vida.

Así que la clave es empezar a notar cuáles son nuestras fallas.»

domingo, 8 de mayo de 2011

Ponte en el lugar de los demás

Queridos amigos:


Esta semana continuamos con los extractos de enseñanzas de Metepec, donde Rimpoché se dirigió a varios niños de una escuela, así como a sus padres. Esta vez, Rimpoché habla de la importancia de cultivar la empatía, es decir, de lo necesario que resulta ponerse en los pies del otro para mejorar nuestras relaciones con los demás.

Esperamos les sea de utilidad.
Buen inicio de semana,
Alumnos de Phakchok Rimpoché en México

«Un día fui a una casa de ancianos. En uno de los cuartos había una señora muy triste, llorando. Me sentí muy mal. Pregunté a las enfermeras cuál era el problema. Ellas dijeron que la señora tenía una hija, pero que ya llevaba dos navidades sin ir a visitarla. Cuando la señora le preguntó a su hija por qué no la visitaba, ella le dijo que tenía dos perros que no podía dejar solos. Entonces, me puse a pensar en cómo se sentiría esta persona. Pensé cómo sería si cuando yo fuera joven, tuviera una hija, a la que me dedicaría con mucho esfuerzo, trabajaría mucho para procurarla. Y ahora que he envejecido, no tiene tiempo para verme, cuando yo ya soy mayor y sólo estoy esperando el momento de morirme.

En ese mismo lugar, mientras daba la conferencia muy amena, contando chistes y haciendo bromas, una señora quiso preguntar algo y las enfermeras enmudecieron sorprendidas, pues esta persona llevaba tres años sin emitir palabra. Estas historias son prueba de que todos deseamos que nos quieran.

Así que, si quieres que te quieran, ponte en el lugar de los demás. Por ejemplo, si quieren tener buena comunicación con sus hijos, primero deben ponerse en los zapatos de ellos.

Esto es lo que llamo “punto ciego emocional”; es decir, nuestras emociones siempre están buscando cómo reaccionar a lo que está pasando, pero nunca tenemos tiempo de ponernos en el lugar de los demás. Si puedes hacer esto, será más fácil entender a tus hijos, entender a tu familia, incluso te ayudará a que tú mismo te entiendas más.»

domingo, 1 de mayo de 2011

Piensa en la bondad de tus padres

Queridos amigos:

Esta semana queremos compartir con ustedes un extracto de enseñanzas que Rimpoché impartió a niños en una escuela de la ciudad de Metepec durante su ciclo de enseñanzas en 2010. Él menciona que, aunque mucha gente cree que él no sabe nada de niños, ahora que es padre y que muchos niños y jóvenes asisten a sus centros de entrenamiento, quiere dirigir a ellos unas palabras.

Esperamos les sean de utilidad. Disfruten al final del video algunas fotos de Rimpoché y su familia.

Buen inicio de semana,
Alumnos de Phakchok Rimpoché en México

«He viajado mucho por el mundo, he visitado diferentes culturas, países del primer mundo y así. Pero lo más importante que he visto es que todos deseamos ser felices. El problema de hoy en día es que estamos muy ocupados y tenemos poco tiempo: el papá está ocupado, la mamá está ocupada; tenemos poco tiempo en familia. Entonces, lo que sucede es que nuestra mente no tiene mucho espacio. Nuestro cuerpo está cansado y nuestra mente está centrada en nuestros problemas, así que cuando llegamos a casa, con el más mínimo problema empezamos a gritar automáticamente y nos enojamos. Por eso, lo más importante es aprender a crear espacio.

Quiero decir a los niños que lo más importante es tener un buen corazón. Cuando yo era niño, a veces no pensaba que mis padres fueran buenos. Pero si se ponen a pensar, cuando nacemos somos muy pequeños y frágiles, y sólo sabemos hacer tres cosas: llorar, comer y ensuciar el pañal. Los padres se preocupan todo el día; piensan qué tendrá el niño, rezan por que todo esté bien, se preguntan si está enfermo; en realidad es difícil saber qué tienen porque lo único que hacen es llorar. Luego el niño crece hasta los doce años y su actitud es “¿Quihubo, pa? ¿Quihubo, ma?”. Se requiere de tanto esfuerzo para criar a los niños, ¿no es cierto? Son muchas preocupaciones, hay que trabajar para mantenerlos. Así que nunca olviden la bondad de nuestros padres.

A veces me enojaba con mi mamá porque era muy ruda. A veces no me caía bien mi mamá; mi papá, sí, porque no me regañaba, todo estaba bien. Pero mi mamá, no. Ahora que soy grande, veo que mi madre fue muy buena; mi papá también, porque él me mantenía calmado, pero mi mamá también era muy buena. Ambos lo eran. Ella me decía lo que había que hacer. Ahora entiendo, porque tengo mi propio hijo y veo lo difícil que es [criarlos]. Por eso es tan importante tener un buen corazón, respetarlos y ver cómo te cuidaron y te procuraron. Mi madre me regañaba mucho y me decía todo el tiempo qué sí y qué no; a mí me chocaba “no hagas esto, no vayas allá”. Pero en realidad lo hacen por amor. Piensen en esto.»